Robin Galante despertó un dĆa con la sensación de que la casa con la que acababa de soƱar le querĆa decir algo. No era la primera vez que ocurrĆa: aquella casa llevaba diez aƱos apareciendo mientras dormĆa y, como si alguien la hubiese construido en su subconsciente, se habĆa convertido en el mĆ”s recurrente de sus sueƱos. Intentó describirla a su marido para explicarle cómo era, tan distinta a la que compartĆan en San Francisco, y no se le ocurrió mejor forma que dibujarle un plano. Trató de representarla de la manera mĆ”s fiel al subconsciente. Pero, a medida que la dibujaba, sentĆa que iba olvidando cómo era. AsĆ que el resultado estaba mĆ”s cerca de un recuerdo fragmentadoĀ y desestructurado. En definitiva, tal como se recuerdanĀ los sueƱos: a pedazos.
SegĆŗn una investigación de Lyon Neuroscience Research Center, la unión temporoparietal es la parte del cerebro encargada de permitir que los sueƱos puedan ser recordados. En función de su mayor o menor actividad, unas personas los rememoran y otras no; unos sueƱos son recordado y otros no. SegĆŗn el estudio que estos cientĆficos publicaron en la revista Neuropsichopharmacology, el descanso es inversamente proporcional a la capacidad de evocarĀ un sueƱo.
Lo habitual, tanto en la literatura como en el arte visual, es representar una parte del sueƱo como una imagen o un relato lineal, algo mĆ”s coherente con la realidad. En literatura onĆrica, quizĆ” los ‘Cuadernos en octava’ de Kafka sea el ejemplo mĆ”s recurrente para hablar de fragmentos inconexos. Eso es lo que hace Robin Galante cuando vuelca todas las imĆ”genes agolpadas en sus ilustraciones.
[pullquote author=”Stanley Krippner y Rosa Andwandter” tagline=”El lenguaje de la noche”]No soƱamos fragmentos; recibimos el sueƱo como una totalidad con su impacto emocional, energĆa, impresiones, emociones y su impulso para el pensamiento o la acción. [ā¦] Lo vemos, sentimos, escuchamos, saboreamos y olemos, pero no como secuencia, sino de manera simultĆ”nea, como un conjunto[/pullquote]
Ā«Los sueƱos no son lineales. Al menos, no lo son cuando los recordamos. Suelo recordar mis sueƱos como pequeƱas pelĆculas, asĆ que decidĆ dibujar esos ‘fotogramas’ sin pararme a pensar en el orden. Al hacerlo, descubrĆ que era capaz de captar no solo la casa, sino lo que sentĆ cuando soƱabaĀ», explica Robin a Yorokobu.
En mitad de la noche, Robin se despierta y anota lo que acaba de visualizarĀ para no dar lugar al olvido Ā«Si ahĆ consigo reflejar información suficiente como para elaborar el dibujo, por la maƱana empiezo a ilustrarlo. Tengo que hacerlo muy pronto y rĆ”pido porque se va desvaneciendo en mi memoria. Hace falta mucha concentración para extraer todos esos detalles del subconsciente. Es difĆcil, pero me divierto mucho con elloĀ», explica.
A Robin, compaginar la música con la ilustración le permite «tener varias opciones creativas para poder elegir la mejor forma de compartir una experiencia o emoción utilizando diferentes herramientas». Puesto que a menudo siente la necesidad de estar sola y al mismo tiempo es extrovertida, combinando ambas facetas logra apartarse en su habitación y dibujar o exponerse al mundo y cantar mientras toca la guitarra.
AdemĆ”s de sus dibujos onĆricos, ahora estĆ” ilustrando un cuento de un autor local y pinta para un podcast llamado Nocturna. Ilustrar su mundo onĆricoĀ le ha abierto la puerta a una corriente de creatividad que, dice, todavĆa no conocĆa. Ā«QuizĆ”s estaba silenciado por mi propio crĆtico interno, en cierto modo. AsĆ que cuando siento que necesito desentumecerme artĆsticamente, ahora acudo a estos dibujos.Ā»
Robin Galante despertó un dĆa con la sensación de que la casa con la que acababa de soƱar le querĆa decir algo. No era la primera vez que ocurrĆa: aquella casa llevaba diez aƱos apareciendo mientras dormĆa y, como si alguien la hubiese construido en su subconsciente, se habĆa convertido en el mĆ”s recurrente de sus sueƱos. Intentó describirla a su marido para explicarle cómo era, tan distinta a la que compartĆan en San Francisco, y no se le ocurrió mejor forma que dibujarle un plano. Trató de representarla de la manera mĆ”s fiel al subconsciente. Pero, a medida que la dibujaba, sentĆa que iba olvidando cómo era. AsĆ que el resultado estaba mĆ”s cerca de un recuerdo fragmentadoĀ y desestructurado. En definitiva, tal como se recuerdanĀ los sueƱos: a pedazos.
SegĆŗn una investigación de Lyon Neuroscience Research Center, la unión temporoparietal es la parte del cerebro encargada de permitir que los sueƱos puedan ser recordados. En función de su mayor o menor actividad, unas personas los rememoran y otras no; unos sueƱos son recordado y otros no. SegĆŗn el estudio que estos cientĆficos publicaron en la revista Neuropsichopharmacology, el descanso es inversamente proporcional a la capacidad de evocarĀ un sueƱo.
Lo habitual, tanto en la literatura como en el arte visual, es representar una parte del sueƱo como una imagen o un relato lineal, algo mĆ”s coherente con la realidad. En literatura onĆrica, quizĆ” los ‘Cuadernos en octava’ de Kafka sea el ejemplo mĆ”s recurrente para hablar de fragmentos inconexos. Eso es lo que hace Robin Galante cuando vuelca todas las imĆ”genes agolpadas en sus ilustraciones.
[pullquote author=”Stanley Krippner y Rosa Andwandter” tagline=”El lenguaje de la noche”]No soƱamos fragmentos; recibimos el sueƱo como una totalidad con su impacto emocional, energĆa, impresiones, emociones y su impulso para el pensamiento o la acción. [ā¦] Lo vemos, sentimos, escuchamos, saboreamos y olemos, pero no como secuencia, sino de manera simultĆ”nea, como un conjunto[/pullquote]
Ā«Los sueƱos no son lineales. Al menos, no lo son cuando los recordamos. Suelo recordar mis sueƱos como pequeƱas pelĆculas, asĆ que decidĆ dibujar esos ‘fotogramas’ sin pararme a pensar en el orden. Al hacerlo, descubrĆ que era capaz de captar no solo la casa, sino lo que sentĆ cuando soƱabaĀ», explica Robin a Yorokobu.
En mitad de la noche, Robin se despierta y anota lo que acaba de visualizarĀ para no dar lugar al olvido Ā«Si ahĆ consigo reflejar información suficiente como para elaborar el dibujo, por la maƱana empiezo a ilustrarlo. Tengo que hacerlo muy pronto y rĆ”pido porque se va desvaneciendo en mi memoria. Hace falta mucha concentración para extraer todos esos detalles del subconsciente. Es difĆcil, pero me divierto mucho con elloĀ», explica.
A Robin, compaginar la música con la ilustración le permite «tener varias opciones creativas para poder elegir la mejor forma de compartir una experiencia o emoción utilizando diferentes herramientas». Puesto que a menudo siente la necesidad de estar sola y al mismo tiempo es extrovertida, combinando ambas facetas logra apartarse en su habitación y dibujar o exponerse al mundo y cantar mientras toca la guitarra.
AdemĆ”s de sus dibujos onĆricos, ahora estĆ” ilustrando un cuento de un autor local y pinta para un podcast llamado Nocturna. Ilustrar su mundo onĆricoĀ le ha abierto la puerta a una corriente de creatividad que, dice, todavĆa no conocĆa. Ā«QuizĆ”s estaba silenciado por mi propio crĆtico interno, en cierto modo. AsĆ que cuando siento que necesito desentumecerme artĆsticamente, ahora acudo a estos dibujos.Ā»
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