Nunca la usó Bruce Chatwin en sus viajes. Ni tampoco anotaron en ella alguna de sus genialidades Picasso, Matisse o Hemingway. Se llama Bareskine y es un cuaderno que ha cambiado sus hojas por servilletas de bar. La agencia creativa Oneasy acaba de lanzarlo, junto con una versión de mayor formato, llamada Servibloc.
Unas simples servilletas de bar, que no limpian ni secan, son las páginas de Bareskine y Servibloc. Cansados de tanto apuntar notas en las servilletas de los bares, que luego acababan traspapeladas en cualquier sitio, el director de Oneasy, Oscar Nuñez, y sus creativos decidieron lanzar estos cuadernos y convertirlos en objeto fetiche para los tomadores de notas compulsivos.
En realidad, Bareskine y Servibloc son una campaña de autopromoción de Oneasy, un ejercicio creativo que habla más y mejor de la agencia que la tradicional forma de enseñar credenciales.
Nunca la usó Bruce Chatwin en sus viajes. Ni tampoco anotaron en ella alguna de sus genialidades Picasso, Matisse o Hemingway. Se llama Bareskine y es un cuaderno que ha cambiado sus hojas por servilletas de bar. La agencia creativa Oneasy acaba de lanzarlo, junto con una versión de mayor formato, llamada Servibloc.
Unas simples servilletas de bar, que no limpian ni secan, son las páginas de Bareskine y Servibloc. Cansados de tanto apuntar notas en las servilletas de los bares, que luego acababan traspapeladas en cualquier sitio, el director de Oneasy, Oscar Nuñez, y sus creativos decidieron lanzar estos cuadernos y convertirlos en objeto fetiche para los tomadores de notas compulsivos.
En realidad, Bareskine y Servibloc son una campaña de autopromoción de Oneasy, un ejercicio creativo que habla más y mejor de la agencia que la tradicional forma de enseñar credenciales.
Es igualito que un bloc de notas que venden en las tiendas del MoMa.
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