Una operación secreta neutraliza la mayor amenaza nuclear dejada por la URSS

”Yorokobu gratis en formato digital!
Entre 1949 y 1989, la Unión SoviĆ©tica convirtió la región deĀ SemipalatinskĀ (KazajistĆ”n) en el mayor laboratorio de pruebas atómicas de la historia. Durante cuarenta aƱos se detonaron hasta 465 bombas que liberaron mayores cantidades deĀ radiactividadĀ que el desastre de Chernóbil, dejandoĀ atroces secuelas que aĆŗn hoy son visiblesĀ en una ciudad donde la incidencia de tumores es un 30% mayor que en otras zonas del paĆs.
(ArtĆculo deĀ Materia Ciencia)
MĆ”s de 20 aƱos despuĆ©s de que detonaran la Ćŗltima bomba, ha finalizadoĀ una operación mantenida en secreto por cientĆficos e ingenieros rusos, kazajos y americanosĀ que han conseguido sellar y aislar este arsenal radiactivo de 200 kilos de plutonio fĆ©rtil que permanecĆa desprotegido y sin vigilancia desde que los rusos lo abandonaron tras la caĆda de la URSS.
Desde entonces, suficiente plutonio como para fabricar docenas de bombas atómicas permaneció abandonado en los túneles y contenedores de las instalaciones fantasma al alcance de los habitantes de la zona, quienes se colaban furtivamente para robar objetos que vender.
Una misión para hacer el mundo mÔs seguro
Esta situación comenzó a principios de los aƱos 90, pero no fue hasta 1997 cuando se pusieron en marcha medidas para arreglar tamaƱo despropósito, que ponĆa en peligro la salud de millones de personas. Fue gracias al cientĆfico nuclearĀ Siegfried S. HeckerĀ quien, horrorizado tras conocer los hechos en un viaje a KazajistĆ”n, logró que un grupo internacional de cientĆficos e ingenieros obtuvieran el apoyo de sus gobiernos para embarcarse en esta operación secreta. Financiada por los EEUU con 150 millones de dólares,Ā la misión pretendĆa neutralizar lo que para los cientĆficos constituĆa la mayor amenaza nuclear dejada por el legado soviĆ©tico.
āElĀ mundo es ahora un lugar mĆ”s seguroā, reza la inscripción grabada en kazajo, ruso e inglĆ©s en el monumento de piedra que ha sido erigido en Semipalatinsk para conmemorar esta gran misión. En unĀ extenso artĆculoĀ publicado por elĀ Centro Belfer de Ciencia y Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, se relata con detalle los esfuerzos de este grupo internacional que entre 1996 y 2012 logró sellar con hormigón aquel horrible pasaje de la historia.
[pullquote align=”right”]La operación fue ocultada incluso al Organismo Internacional de EnergĆa Atómica[/pullquote]
Las pruebas nucleares empezaron en 1949 y hasta el año 1962 se lanzaron 116 bombas atómicas que detonaron en la atmósfera, cubriendo de polvo radiactivo casas, plantaciones, ganado y afectando a 1,3 millones de personas, que fueron usadas como cobayas para probar los efectos de la radiactividad.
A partir de los años sesenta, con la aparición de un sentimiento global de consternación frente a los efectos de la contaminación atmosférica producida por las pruebas nucleares, los soviéticos decidieron acabar con las pruebas aéreas y continuar con sus experimentos bajo tierra. Para ello construyeron unas instalaciones subterrÔneas bajo la montaña Delagen, donde llevaron a cabo otras 340 explosiones mÔs.
Un monstruo de plutonio
Este montĆculo de granito que albergaba 181 tĆŗneles repletos de plutonio cobró un aire siniestro para los habitantes de Semipalatinsk, que lo describĆan como una bestia prehistórica que se alzaba sobre las llanas praderas amenazando la seguridad de la población. āAllĆ fuera hay un monstruoā, contaba un anciano cientĆfico kazajo a los investigadores seƱalando hacia las puertas de Semipalatinsk-21 en dirección a la montaƱa Degelen.
Durante aƱos, los habitantes se acostumbraron a la presencia de aquella enorme montaƱa de plutonio que siguió albergando todo tipo de experimentos con material fisible hasta 1989, cuando se realizó la Ćŗltima explosión. Pocos aƱos mĆ”s tarde, con el colapso definitivo del rĆ©gimen soviĆ©tico, los rusos se marcharon, KazajistĆ”n se independizó y apoyó el desarme nuclear, deteniendo toda la actividad en Semipalatinsk-21 para siempre. Sin embargo, el plutonio seguĆa allĆ, repartido por el entramado de tĆŗneles bajo la montaƱa Degelen.
En los aƱos que siguieron, la ciudad se sumĆa en un progresivo deterioro y muchos de los habitantes que habĆan trabajado en la construcción de la zona de pruebas nucleares se quedaron sin recursos. Entonces, aquellos que habĆan participado en las obras y conocĆan de la existencia de los tĆŗneles comenzaron a excavar trincheras empleando maquinaria de minerĆa para acceder a las instalaciones y robar todo lo que pudieran encontrar, incluyendo cobre del cableado elĆ©ctrico y raĆles una vez usados para transportar dispositivos nucleares hacia las profundidades subterrĆ”neas.
Durante sus hurtos se exponĆan a peligrosas dosis de radiación y en una ocasión cinco de los ladrones que dormĆan en los tĆŗneles murieron por inhalar gases envenenados debido a problemas en los sistemas de ventilación. A pesar del riesgo, los cientĆficos no han encontrado evidencias de que desapareciese una cantidad importante de plutonio durante los aƱos sin vigilancia.
Esta dramĆ”tica situación se mantuvo durante aƱos hasta que, en 1995, un grupo de expertos en seguridad nuclear delLaboratorio de Seguridad Nacional de Los AlamosĀ de Nuevo MĆ©xico visitaron Semipalatinsk y tuvieron conocimiento de que peligrosas cantidades de plutonio en forma reutilizable podrĆan seguir almacenadas en las instalaciones. Uno de ellos, el director del Laboratorio y cientĆfico nuclear Siegfried Hecker, quedo impactado tras la visita y decidió volver dos aƱos despuĆ©s dispuesto a conocer mĆ”s de cerca en quĆ© estado se encontraban las instalaciones. De vuelta en KazajistĆ”n, Hecker descubrió la falta absoluta de sistemas de seguridad que resguardasen aquel arsenal radiactivo y comprendió que era insostenible y suponĆa un grave peligro, ya que si habĆa personas que habĆan logrado entrar en busca de cobre, igualmente podrĆan hacerlo para robar plutonio. Decidió entonces usar todas sus conexiones personales para poner en marcha una solución conjunta y organizada.
Cobre radiactivo en China

Tras hacer indagaciones, Hecker descubrió que los furtivos robos de cobre no eran ocasionales sino que aquella prĆ”ctica se habĆa instaurado como fuente de recursos de los empobrecidos habitantes de la zona y se habĆa convertido en toda una empresa industrial que estaba llevando a China grandes cantidades de cobre contaminado por la radiación para venderlo. El cientĆfico nuclear fue poco a poco siendo consciente del descontrol que regĆa en aquel lugar, que dejaba a āla disposición de quien lo quisiera cogerā material radiactivo con un inmenso poder destructivo.
Hecker logró que las negociaciones para llevar a cabo la misión se acordaran de manera extraoficial entre los equipos de cientĆficos de los tres paĆses, quienes de manera separada lograron obtener el apoyo de sus gobiernos para llevar a cabo la misión de forma secreta. De hecho, a pesar de que KazajistĆ”n firmó en 1993 un tratado contra la proliferación nuclear que le obligaba a declarar todo el material fisible presente bajo su territorio, los tres paĆses decidieron no notificar ni comprometer alĀ Organismo Internacional de EnergĆa AtómicaĀ (OIEA), porque juzgaron que podrĆa comprometer el carĆ”cter secreto de la operación y por tanto sus resultados.
Por el momento, los objetivos ya se han cumplido, la mayor parte del plutonio ha sido sellado con hormigón especial y se han impuesto medidas para evitar futuras visitas indeseadas. Sin embargo, ahora el OIEA y KazajistĆ”n se enfrentan a una situación incierta a largo plazo. DeberĆ”n resolver si es seguro que el material radiactivo permanezca en su forma de conservación actual, o si habrĆa que buscar alternativas mĆ”s seguras aĆŗn, que eliminen completamente la posibilidad de que futuros ladrones encuentren formas de acceder a Ć©l y que reduzcan los niveles de radiación ya excesivamente altos en zonas de la región.
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REFERENCIA
‘Plutonium Mountain: Inside the 17-Year Mission to Secure a Legacy of Soviet Nuclear Testing’
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Entre 1949 y 1989, la Unión SoviĆ©tica convirtió la región deĀ SemipalatinskĀ (KazajistĆ”n) en el mayor laboratorio de pruebas atómicas de la historia. Durante cuarenta aƱos se detonaron hasta 465 bombas que liberaron mayores cantidades deĀ radiactividadĀ que el desastre de Chernóbil, dejandoĀ atroces secuelas que aĆŗn hoy son visiblesĀ en una ciudad donde la incidencia de tumores es un 30% mayor que en otras zonas del paĆs.
(ArtĆculo deĀ Materia Ciencia)
MĆ”s de 20 aƱos despuĆ©s de que detonaran la Ćŗltima bomba, ha finalizadoĀ una operación mantenida en secreto por cientĆficos e ingenieros rusos, kazajos y americanosĀ que han conseguido sellar y aislar este arsenal radiactivo de 200 kilos de plutonio fĆ©rtil que permanecĆa desprotegido y sin vigilancia desde que los rusos lo abandonaron tras la caĆda de la URSS.
Desde entonces, suficiente plutonio como para fabricar docenas de bombas atómicas permaneció abandonado en los túneles y contenedores de las instalaciones fantasma al alcance de los habitantes de la zona, quienes se colaban furtivamente para robar objetos que vender.
Una misión para hacer el mundo mÔs seguro
Esta situación comenzó a principios de los aƱos 90, pero no fue hasta 1997 cuando se pusieron en marcha medidas para arreglar tamaƱo despropósito, que ponĆa en peligro la salud de millones de personas. Fue gracias al cientĆfico nuclearĀ Siegfried S. HeckerĀ quien, horrorizado tras conocer los hechos en un viaje a KazajistĆ”n, logró que un grupo internacional de cientĆficos e ingenieros obtuvieran el apoyo de sus gobiernos para embarcarse en esta operación secreta. Financiada por los EEUU con 150 millones de dólares,Ā la misión pretendĆa neutralizar lo que para los cientĆficos constituĆa la mayor amenaza nuclear dejada por el legado soviĆ©tico.
āElĀ mundo es ahora un lugar mĆ”s seguroā, reza la inscripción grabada en kazajo, ruso e inglĆ©s en el monumento de piedra que ha sido erigido en Semipalatinsk para conmemorar esta gran misión. En unĀ extenso artĆculoĀ publicado por elĀ Centro Belfer de Ciencia y Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard, se relata con detalle los esfuerzos de este grupo internacional que entre 1996 y 2012 logró sellar con hormigón aquel horrible pasaje de la historia.
[pullquote align=”right”]La operación fue ocultada incluso al Organismo Internacional de EnergĆa Atómica[/pullquote]
Las pruebas nucleares empezaron en 1949 y hasta el año 1962 se lanzaron 116 bombas atómicas que detonaron en la atmósfera, cubriendo de polvo radiactivo casas, plantaciones, ganado y afectando a 1,3 millones de personas, que fueron usadas como cobayas para probar los efectos de la radiactividad.
A partir de los años sesenta, con la aparición de un sentimiento global de consternación frente a los efectos de la contaminación atmosférica producida por las pruebas nucleares, los soviéticos decidieron acabar con las pruebas aéreas y continuar con sus experimentos bajo tierra. Para ello construyeron unas instalaciones subterrÔneas bajo la montaña Delagen, donde llevaron a cabo otras 340 explosiones mÔs.
Un monstruo de plutonio
Este montĆculo de granito que albergaba 181 tĆŗneles repletos de plutonio cobró un aire siniestro para los habitantes de Semipalatinsk, que lo describĆan como una bestia prehistórica que se alzaba sobre las llanas praderas amenazando la seguridad de la población. āAllĆ fuera hay un monstruoā, contaba un anciano cientĆfico kazajo a los investigadores seƱalando hacia las puertas de Semipalatinsk-21 en dirección a la montaƱa Degelen.
Durante aƱos, los habitantes se acostumbraron a la presencia de aquella enorme montaƱa de plutonio que siguió albergando todo tipo de experimentos con material fisible hasta 1989, cuando se realizó la Ćŗltima explosión. Pocos aƱos mĆ”s tarde, con el colapso definitivo del rĆ©gimen soviĆ©tico, los rusos se marcharon, KazajistĆ”n se independizó y apoyó el desarme nuclear, deteniendo toda la actividad en Semipalatinsk-21 para siempre. Sin embargo, el plutonio seguĆa allĆ, repartido por el entramado de tĆŗneles bajo la montaƱa Degelen.
En los aƱos que siguieron, la ciudad se sumĆa en un progresivo deterioro y muchos de los habitantes que habĆan trabajado en la construcción de la zona de pruebas nucleares se quedaron sin recursos. Entonces, aquellos que habĆan participado en las obras y conocĆan de la existencia de los tĆŗneles comenzaron a excavar trincheras empleando maquinaria de minerĆa para acceder a las instalaciones y robar todo lo que pudieran encontrar, incluyendo cobre del cableado elĆ©ctrico y raĆles una vez usados para transportar dispositivos nucleares hacia las profundidades subterrĆ”neas.
Durante sus hurtos se exponĆan a peligrosas dosis de radiación y en una ocasión cinco de los ladrones que dormĆan en los tĆŗneles murieron por inhalar gases envenenados debido a problemas en los sistemas de ventilación. A pesar del riesgo, los cientĆficos no han encontrado evidencias de que desapareciese una cantidad importante de plutonio durante los aƱos sin vigilancia.
Esta dramĆ”tica situación se mantuvo durante aƱos hasta que, en 1995, un grupo de expertos en seguridad nuclear delLaboratorio de Seguridad Nacional de Los AlamosĀ de Nuevo MĆ©xico visitaron Semipalatinsk y tuvieron conocimiento de que peligrosas cantidades de plutonio en forma reutilizable podrĆan seguir almacenadas en las instalaciones. Uno de ellos, el director del Laboratorio y cientĆfico nuclear Siegfried Hecker, quedo impactado tras la visita y decidió volver dos aƱos despuĆ©s dispuesto a conocer mĆ”s de cerca en quĆ© estado se encontraban las instalaciones. De vuelta en KazajistĆ”n, Hecker descubrió la falta absoluta de sistemas de seguridad que resguardasen aquel arsenal radiactivo y comprendió que era insostenible y suponĆa un grave peligro, ya que si habĆa personas que habĆan logrado entrar en busca de cobre, igualmente podrĆan hacerlo para robar plutonio. Decidió entonces usar todas sus conexiones personales para poner en marcha una solución conjunta y organizada.
Cobre radiactivo en China

Tras hacer indagaciones, Hecker descubrió que los furtivos robos de cobre no eran ocasionales sino que aquella prĆ”ctica se habĆa instaurado como fuente de recursos de los empobrecidos habitantes de la zona y se habĆa convertido en toda una empresa industrial que estaba llevando a China grandes cantidades de cobre contaminado por la radiación para venderlo. El cientĆfico nuclear fue poco a poco siendo consciente del descontrol que regĆa en aquel lugar, que dejaba a āla disposición de quien lo quisiera cogerā material radiactivo con un inmenso poder destructivo.
Hecker logró que las negociaciones para llevar a cabo la misión se acordaran de manera extraoficial entre los equipos de cientĆficos de los tres paĆses, quienes de manera separada lograron obtener el apoyo de sus gobiernos para llevar a cabo la misión de forma secreta. De hecho, a pesar de que KazajistĆ”n firmó en 1993 un tratado contra la proliferación nuclear que le obligaba a declarar todo el material fisible presente bajo su territorio, los tres paĆses decidieron no notificar ni comprometer alĀ Organismo Internacional de EnergĆa AtómicaĀ (OIEA), porque juzgaron que podrĆa comprometer el carĆ”cter secreto de la operación y por tanto sus resultados.
Por el momento, los objetivos ya se han cumplido, la mayor parte del plutonio ha sido sellado con hormigón especial y se han impuesto medidas para evitar futuras visitas indeseadas. Sin embargo, ahora el OIEA y KazajistĆ”n se enfrentan a una situación incierta a largo plazo. DeberĆ”n resolver si es seguro que el material radiactivo permanezca en su forma de conservación actual, o si habrĆa que buscar alternativas mĆ”s seguras aĆŗn, que eliminen completamente la posibilidad de que futuros ladrones encuentren formas de acceder a Ć©l y que reduzcan los niveles de radiación ya excesivamente altos en zonas de la región.
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REFERENCIA
‘Plutonium Mountain: Inside the 17-Year Mission to Secure a Legacy of Soviet Nuclear Testing’