La receta está en marcha: casi todos los habitantes del mundo tendrán en sus manos un código de signos que se puede entender en cualquier contexto social.
Probablemente, en 1964, cuando se utilizaron pictogramas para que los visitantes a los Juegos OlÃmpicos de Tokio entendiesen indicaciones básicas, nadie pensaba que el futuro de la comunicación universal estarÃa pendiente de la aceptación de estos sÃmbolos. Esa idea está ahora mucho más cerca pero, por favor, definamos antes si el ’emoji de la caca’ es una hez fecal o un montoncito de chocolate. A partir de ahÃ, avancemos.
La receta está en marcha: casi todos los habitantes del mundo tendrán en sus manos un código de signos que se puede entender en cualquier contexto social.
Probablemente, en 1964, cuando se utilizaron pictogramas para que los visitantes a los Juegos OlÃmpicos de Tokio entendiesen indicaciones básicas, nadie pensaba que el futuro de la comunicación universal estarÃa pendiente de la aceptación de estos sÃmbolos. Esa idea está ahora mucho más cerca pero, por favor, definamos antes si el ’emoji de la caca’ es una hez fecal o un montoncito de chocolate. A partir de ahÃ, avancemos.
Paula, creo que te amo. Cásemonos y volemos a lomos de mi unicornio indigente hasta un mundo en el que los puentes te separan de lo horrible del mundo y los gruñidos son la muestra más elocuente de amor. O algo asà que se nos ocurra.
David encuentro apasionante tu vida: debajo de un puente en un estado deplorable y emitiendo onomatopeyas.
Luego buceas en tus artÃculos e intuyes que ese contexto en el que te mueves te hace aflorar ideas y emociones sorprendentes.
¿Va a ser verdad qué para crear arte hay que sufrir?
Musas aladas bajo el puente romano que en su aleteo no emiten gruñidos, sino que susurran bonitas palabras y hacen tintinear el cascabel que llevan.
¿Hacia dónde? Hacia dónde tu imaginación te quiera llevar…
Paula, creo que te amo. Cásemonos y volemos a lomos de mi unicornio indigente hasta un mundo en el que los puentes te separan de lo horrible del mundo y los gruñidos son la muestra más elocuente de amor. O algo asà que se nos ocurra.
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