AsĂ, alguien con apellido Grant se convierte en el mĂtico general y presidente Ulysses S. A otro le pintan una gorra y hacen que ponga en su camiseta Tiny Lil`Dick, traducible como «pene pequeño». A un atleta en pleno lanzamiento lo ponen planchando la ropa. Las referencias a penes, defecaciones, chistes soeces, monstruos clĂ¡sicos y cultura pop forman parte de su repertorio habitual. Teniendo en cuenta que cada mes publican mĂ¡s de 50 cromos alterados, lo mejor es pasarse por su archivo y echarle un buen vistazo.
Para entender el motivo por el que tienen tantos cromos y en tan buen estado, es necesario comprender cĂ³mo funciona el coleccionismo estadounidense en general y el de cromos de baseball en particular. «BĂ¡sicamente, durante los 50 y los 60, estas tarjetas eran un juguete, por lo que los niños jugaban con ellas y las intercambiaban», cuentan. «Nadie trataba de mantenerlas en buen estado para mantuvieran su precio, ya que entonces no valĂan nada». Pero entonces llegaron los 80 y, de repente, un cromo en buen estado de 1951 del bateador Topps Mickey Mantle era «algo extraordinariamente raro» y valĂa miles de dĂ³lares para los coleccionistas. Como encontrar un ejemplar en buenas condiciones era muy complicado, se generĂ³ un mercado a su alrededor.
AsĂ, alguien con apellido Grant se convierte en el mĂtico general y presidente Ulysses S. A otro le pintan una gorra y hacen que ponga en su camiseta Tiny Lil`Dick, traducible como «pene pequeño». A un atleta en pleno lanzamiento lo ponen planchando la ropa. Las referencias a penes, defecaciones, chistes soeces, monstruos clĂ¡sicos y cultura pop forman parte de su repertorio habitual. Teniendo en cuenta que cada mes publican mĂ¡s de 50 cromos alterados, lo mejor es pasarse por su archivo y echarle un buen vistazo.
Para entender el motivo por el que tienen tantos cromos y en tan buen estado, es necesario comprender cĂ³mo funciona el coleccionismo estadounidense en general y el de cromos de baseball en particular. «BĂ¡sicamente, durante los 50 y los 60, estas tarjetas eran un juguete, por lo que los niños jugaban con ellas y las intercambiaban», cuentan. «Nadie trataba de mantenerlas en buen estado para mantuvieran su precio, ya que entonces no valĂan nada». Pero entonces llegaron los 80 y, de repente, un cromo en buen estado de 1951 del bateador Topps Mickey Mantle era «algo extraordinariamente raro» y valĂa miles de dĂ³lares para los coleccionistas. Como encontrar un ejemplar en buenas condiciones era muy complicado, se generĂ³ un mercado a su alrededor.
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