13 de junio 2022    /   IDEAS
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La cara no es el espejo del alma (pero como si lo fuera)

13 de junio 2022    /   IDEAS     por          
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ventajas de ser guapo

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Lee gratis la revista PlacerĀ haciendo clic aquĆ­.

En el cuento ¿Te gusta lo que ves?, el escritor Ted Chiang despliega el siguiente planteamiento: ¿Te someterías a una operación quirúrgica, la caliagnosia, para eliminar tu capacidad de percibir la belleza facial de los demÔs?

El cuento es un continuo debate sobre los pros y contras de esa decisión. Los pros son, bÔsicamente, que dejaríamos de juzgar a los demÔs por su cara bonita. Que la discriminación por aspecto físico sería cosa del pasado. Que la superficialidad sería sustituida por la profundidad.

 De algún modo, con la actual pandemia, nos hemos aproximado un poco a esa situación: al estar obligados a llevar mascarilla, nos vemos mÔs atractivos frente a los demÔs porque se borran las pistas faciales y la atención se dirige mucho mÔs a los ojos, tal y como reveló un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cardiff que fue publicado en enero de 2022 en Cognitive Research: Principles and Implications.

Estatura elevada, simetrĆ­a facial, dermis exenta de impurezas, ojos expresivos, dientes blancos y bien alineados… Quienes no se ajusten a tales cĆ”nones estĆ”n condenados. Porque la fealdad es la mayor fuente de discriminación social: brecha salarial, mayor probabilidad de entrar en la cĆ”rcel, exclusión social, rechazo infantil, menor probabilidad de que te ayuden, mayor propensión a cometer delitos… Por esa razón, tendemos a considerar la deformidad fĆ­sica, la enfermedad y las lesiones como el precio del karma por los pecados que uno ha cometido. Bello es igual a bueno. Feo es igual a malo.

Una revisión integrativa a propósito de las ventajas del atractivo físico en el trabajo, publicada en agosto de 2020 en Academy of Management Annals por Kelly A. Nault, concluyó que «las personas altamente atractivas ganan aproximadamente un 20% mÔs y son recomendadas para una promoción con mÔs frecuencia». En el caso de la estatura, entonces a mayor estatura (solo en hombres), mayor salario.

[pullquote]La fealdad es la mayor fuente de discriminación social: brecha salarial, mayor probabilidad de entrar en la cĆ”rcel, exclusión social, rechazo infantil, menor probabilidad de que te ayuden, mayor propensión a cometer delitos…[/pullquote]

Estas tendencias son alimentadas probablemente por un sesgo de nuestro cerebro, el efecto Halo. Es decir, la inclinación a extrapolar un rasgo positivo del resto de rasgos. Si una persona es atractiva (rasgo positivo), deducimos que es buena persona, buena trabajadora, responsable, aseada, simpÔtica, etc. Mutatis mutandis, si una persona es fea o presenta defectos en la cara, como una cicatriz, psoriasis o un acné muy agresivo, entonces pensamos lo contrario.

Por eso no es extraƱo constatar que hay mƔs personas feas en las cƔrceles que personas atractivas. Hasta el punto de que hay programas piloto para sustituir a los encausados en los juicios populares por actores con rostro neutro, para que la belleza o la fealdad no influya en el veredicto.

ventajas de ser guapo

El paradigma de esta situación lo protagonizó Friné, la bella y astuta hetaira de la antigua Grecia que fue acusada de realizar una imperdonable parodia de los misterios de la diosa Deméter. Cuando estaba a punto de ser condenada a muerte, finalmente fue absuelta porque enseñó su cuerpo desnudo al jurado, y su abogado defensor, el talentoso Hipérides, alegó que alguien tan bello no podía causar el mal a nadie.

El jurado quedó convencido. Sobre todo, porque estamos en una época donde resonaba con mÔs fuerza que nunca la idea aristotélica de que el alma es la que da forma a la materia, determina esas características físicas; lo que mÔs tarde inspiraría a Cicerón a expresar que «la cara es el espejo del alma». Si uno era bueno, su rostro debía de estar en consonancia.

Tanto es así que la proverbial fealdad de Sócrates originó no pocos debates: ¿cómo podía ser tan sabio un hombre tan contrahecho? Un debate que naturalmente no se produjo con su alumno mÔs aventajado, Platón. Porque Platón se llamaba Aristocles. Platón es un apodo que significa «que tiene anchas espaldas». El apodo se lo puso su profesor de gimnasia porque Aristocles, al parecer, estaba mazado.

LAS VENTAJAS DE LA BELLEZA NO NORMATIVA

 La belleza también deslumbra y molesta, incluso cansa, y poco o nada invita a buscar mÔs allÔ, como explica Luis Landero en Una historia ridícula: «A mí no me gustan las mujeres ostensiblemente hermosas por la misma razón que no me gustan las obviedades. La belleza ostensible es como esos grandes monumentos que, al pronto, te dejan sobrecogido, pero que, pasado el impacto inicial, uno los mira ya con escepticismo, con frialdad y hasta con apatía».

El exceso de belleza puede llevar también aparejado un mayor grado de exigencia, y algunos deslices, en vez de perdonarse, pueden juzgarse con mayor severidad: ¿cómo alguien tan puro no tiene un comportamiento intachable?

Incluso las personas particularmente feas, las que presentan asimetrƭas mƔs evidentes o defectos menos tolerables socialmente, las que jamƔs serƭan llamadas por Praxƭteles para ser inmortalizadas en una escultura, tienen algunas ventajas respecto a las personas de belleza promedio. Por ejemplo, pueden recibir salarios mƔs altos.

[pullquote]Según un estudio publicado en 2020, «las personas altamente atractivas ganan aproximadamente un 20% mÔs y son recomendadas para una promoción con mÔs frecuencia»[/pullquote]

Es lo que sugiere un estudio longitudinal dirigido por Satoshi Kanazawa en 2017 en el que participaron mÔs de 20.000 jóvenes estadounidenses. ¿Cómo es posible que un feo gane mÔs dinero que alguien que no es ni feo ni guapo, sino simplemente normal?

Seguramente hay muchos factores implicados, pero una conjetura plausible sería la siguiente: la combinación de pasión por un tema y perseverancia frente a las dificultades parece ser un factor común en las personas poco atractivas.

Estas prefieren las rutinas hogareñas y viven un poco mÔs hacia dentro y menos extrovertidamente. Son poco proclives a las experiencias nuevas, y ademÔs presentan una gama mÔs estrecha y concentrada de intereses. Estas personas muy poco atractivas, pues, podrían perseguir objetivos de manera mucho mÔs tenaz y sostenida respecto a sus contrapartes promedio. 

Es decir, que la fealdad, de algún modo, te obliga a llevar un tipo de vida monacal que te hace mÔs competente en determinadas Ôreas que podrían ser bien valoradas por un equipo de recursos humanos. La fealdad, entonces, te otorgaría un superpoder similar en intensidad al que proporciona la belleza. Al menos, en lo tocante al salario. La fealdad, en suma, te obliga a ser mÔs interesante. La belleza te hace parecer mÔs interesante. A efectos prÔcticos, el resultado es el mismo.

ĀæQuĆ© es preferible? ĀæBelleza?, Āæfealdad?, Āæno llamar la atención ni en un sentido ni en el otro? Imposible de saber. Porque cualquier resultado, ademĆ”s, se verĆ” inextricablemente influido por otros factores asociados a nuestra personalidad, nuestros genes, nuestros niveles neuroquĆ­micos, nuestro entorno…

ventajas de ser guapo

No somos capaces de predecir cómo nos comportaríamos si nuestra belleza se viera alterada para mejor o para peor. Es una entelequia, como «encender la luz lo bastante rÔpido para ver cómo es la oscuridad», que diría el filósofo y psicólogo William James.

[pullquote]La fealdad, de algún modo, te obliga a llevar un tipo de vida monacal que te hace mÔs competente en determinadas Ôreas que podrían ser bien valoradas por un equipo de recursos humanos[/pullquote]

Lo que sƭ ha constatado la psicologƭa es que a todos nos importa lo que piensan los demƔs de nosotros, al menos determinadas personas a las que no queremos defraudar, y que queremos aparecer bellos frente a ellos, nunca feos, torvos o esquinados.

De hecho, de forma no poco irónica, cada vez que nos obstinamos en expresar que no nos importa lo que los demÔs digan de nosotros, estamos expresando, implícitamente, cuÔnto nos importa lo que los demÔs dicen de nosotros.

Por eso el «dímelo a la cara» convive pacíficamente con el «no me importa lo que los demÔs piensen de mí». Porque el mÔs importante reflejo no es el que nos devuelve el espejo que cuelga de nuestro baño, sino el que aparece, pequeñito, en los ojos del que nos mira.

La belleza en el mundo, como casi todo, requiere el pago de un tributo. Sin belleza, el mundo sería gris y monótono. Sin altibajos. Justo y estable pero muerto. Equidistante pero desalmado. Con demasiada belleza, todos andaríamos deslumbrados, ciegos, injustos.

¿Caliagnosia sí o caliagnosia no? El mundo ideal se encuentra en algún punto de esos dos extremos. A saber en cuÔl.  

”Yorokobu gratis en formato digital!

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En el cuento ¿Te gusta lo que ves?, el escritor Ted Chiang despliega el siguiente planteamiento: ¿Te someterías a una operación quirúrgica, la caliagnosia, para eliminar tu capacidad de percibir la belleza facial de los demÔs?

El cuento es un continuo debate sobre los pros y contras de esa decisión. Los pros son, bÔsicamente, que dejaríamos de juzgar a los demÔs por su cara bonita. Que la discriminación por aspecto físico sería cosa del pasado. Que la superficialidad sería sustituida por la profundidad.

 De algún modo, con la actual pandemia, nos hemos aproximado un poco a esa situación: al estar obligados a llevar mascarilla, nos vemos mÔs atractivos frente a los demÔs porque se borran las pistas faciales y la atención se dirige mucho mÔs a los ojos, tal y como reveló un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cardiff que fue publicado en enero de 2022 en Cognitive Research: Principles and Implications.

Estatura elevada, simetrĆ­a facial, dermis exenta de impurezas, ojos expresivos, dientes blancos y bien alineados… Quienes no se ajusten a tales cĆ”nones estĆ”n condenados. Porque la fealdad es la mayor fuente de discriminación social: brecha salarial, mayor probabilidad de entrar en la cĆ”rcel, exclusión social, rechazo infantil, menor probabilidad de que te ayuden, mayor propensión a cometer delitos… Por esa razón, tendemos a considerar la deformidad fĆ­sica, la enfermedad y las lesiones como el precio del karma por los pecados que uno ha cometido. Bello es igual a bueno. Feo es igual a malo.

Una revisión integrativa a propósito de las ventajas del atractivo físico en el trabajo, publicada en agosto de 2020 en Academy of Management Annals por Kelly A. Nault, concluyó que «las personas altamente atractivas ganan aproximadamente un 20% mÔs y son recomendadas para una promoción con mÔs frecuencia». En el caso de la estatura, entonces a mayor estatura (solo en hombres), mayor salario.

[pullquote]La fealdad es la mayor fuente de discriminación social: brecha salarial, mayor probabilidad de entrar en la cĆ”rcel, exclusión social, rechazo infantil, menor probabilidad de que te ayuden, mayor propensión a cometer delitos…[/pullquote]

Estas tendencias son alimentadas probablemente por un sesgo de nuestro cerebro, el efecto Halo. Es decir, la inclinación a extrapolar un rasgo positivo del resto de rasgos. Si una persona es atractiva (rasgo positivo), deducimos que es buena persona, buena trabajadora, responsable, aseada, simpÔtica, etc. Mutatis mutandis, si una persona es fea o presenta defectos en la cara, como una cicatriz, psoriasis o un acné muy agresivo, entonces pensamos lo contrario.

Por eso no es extraƱo constatar que hay mƔs personas feas en las cƔrceles que personas atractivas. Hasta el punto de que hay programas piloto para sustituir a los encausados en los juicios populares por actores con rostro neutro, para que la belleza o la fealdad no influya en el veredicto.

ventajas de ser guapo

El paradigma de esta situación lo protagonizó Friné, la bella y astuta hetaira de la antigua Grecia que fue acusada de realizar una imperdonable parodia de los misterios de la diosa Deméter. Cuando estaba a punto de ser condenada a muerte, finalmente fue absuelta porque enseñó su cuerpo desnudo al jurado, y su abogado defensor, el talentoso Hipérides, alegó que alguien tan bello no podía causar el mal a nadie.

El jurado quedó convencido. Sobre todo, porque estamos en una época donde resonaba con mÔs fuerza que nunca la idea aristotélica de que el alma es la que da forma a la materia, determina esas características físicas; lo que mÔs tarde inspiraría a Cicerón a expresar que «la cara es el espejo del alma». Si uno era bueno, su rostro debía de estar en consonancia.

Tanto es así que la proverbial fealdad de Sócrates originó no pocos debates: ¿cómo podía ser tan sabio un hombre tan contrahecho? Un debate que naturalmente no se produjo con su alumno mÔs aventajado, Platón. Porque Platón se llamaba Aristocles. Platón es un apodo que significa «que tiene anchas espaldas». El apodo se lo puso su profesor de gimnasia porque Aristocles, al parecer, estaba mazado.

LAS VENTAJAS DE LA BELLEZA NO NORMATIVA

 La belleza también deslumbra y molesta, incluso cansa, y poco o nada invita a buscar mÔs allÔ, como explica Luis Landero en Una historia ridícula: «A mí no me gustan las mujeres ostensiblemente hermosas por la misma razón que no me gustan las obviedades. La belleza ostensible es como esos grandes monumentos que, al pronto, te dejan sobrecogido, pero que, pasado el impacto inicial, uno los mira ya con escepticismo, con frialdad y hasta con apatía».

El exceso de belleza puede llevar también aparejado un mayor grado de exigencia, y algunos deslices, en vez de perdonarse, pueden juzgarse con mayor severidad: ¿cómo alguien tan puro no tiene un comportamiento intachable?

Incluso las personas particularmente feas, las que presentan asimetrƭas mƔs evidentes o defectos menos tolerables socialmente, las que jamƔs serƭan llamadas por Praxƭteles para ser inmortalizadas en una escultura, tienen algunas ventajas respecto a las personas de belleza promedio. Por ejemplo, pueden recibir salarios mƔs altos.

[pullquote]Según un estudio publicado en 2020, «las personas altamente atractivas ganan aproximadamente un 20% mÔs y son recomendadas para una promoción con mÔs frecuencia»[/pullquote]

Es lo que sugiere un estudio longitudinal dirigido por Satoshi Kanazawa en 2017 en el que participaron mÔs de 20.000 jóvenes estadounidenses. ¿Cómo es posible que un feo gane mÔs dinero que alguien que no es ni feo ni guapo, sino simplemente normal?

Seguramente hay muchos factores implicados, pero una conjetura plausible sería la siguiente: la combinación de pasión por un tema y perseverancia frente a las dificultades parece ser un factor común en las personas poco atractivas.

Estas prefieren las rutinas hogareñas y viven un poco mÔs hacia dentro y menos extrovertidamente. Son poco proclives a las experiencias nuevas, y ademÔs presentan una gama mÔs estrecha y concentrada de intereses. Estas personas muy poco atractivas, pues, podrían perseguir objetivos de manera mucho mÔs tenaz y sostenida respecto a sus contrapartes promedio. 

Es decir, que la fealdad, de algún modo, te obliga a llevar un tipo de vida monacal que te hace mÔs competente en determinadas Ôreas que podrían ser bien valoradas por un equipo de recursos humanos. La fealdad, entonces, te otorgaría un superpoder similar en intensidad al que proporciona la belleza. Al menos, en lo tocante al salario. La fealdad, en suma, te obliga a ser mÔs interesante. La belleza te hace parecer mÔs interesante. A efectos prÔcticos, el resultado es el mismo.

ĀæQuĆ© es preferible? ĀæBelleza?, Āæfealdad?, Āæno llamar la atención ni en un sentido ni en el otro? Imposible de saber. Porque cualquier resultado, ademĆ”s, se verĆ” inextricablemente influido por otros factores asociados a nuestra personalidad, nuestros genes, nuestros niveles neuroquĆ­micos, nuestro entorno…

ventajas de ser guapo

No somos capaces de predecir cómo nos comportaríamos si nuestra belleza se viera alterada para mejor o para peor. Es una entelequia, como «encender la luz lo bastante rÔpido para ver cómo es la oscuridad», que diría el filósofo y psicólogo William James.

[pullquote]La fealdad, de algún modo, te obliga a llevar un tipo de vida monacal que te hace mÔs competente en determinadas Ôreas que podrían ser bien valoradas por un equipo de recursos humanos[/pullquote]

Lo que sƭ ha constatado la psicologƭa es que a todos nos importa lo que piensan los demƔs de nosotros, al menos determinadas personas a las que no queremos defraudar, y que queremos aparecer bellos frente a ellos, nunca feos, torvos o esquinados.

De hecho, de forma no poco irónica, cada vez que nos obstinamos en expresar que no nos importa lo que los demÔs digan de nosotros, estamos expresando, implícitamente, cuÔnto nos importa lo que los demÔs dicen de nosotros.

Por eso el «dímelo a la cara» convive pacíficamente con el «no me importa lo que los demÔs piensen de mí». Porque el mÔs importante reflejo no es el que nos devuelve el espejo que cuelga de nuestro baño, sino el que aparece, pequeñito, en los ojos del que nos mira.

La belleza en el mundo, como casi todo, requiere el pago de un tributo. Sin belleza, el mundo sería gris y monótono. Sin altibajos. Justo y estable pero muerto. Equidistante pero desalmado. Con demasiada belleza, todos andaríamos deslumbrados, ciegos, injustos.

¿Caliagnosia sí o caliagnosia no? El mundo ideal se encuentra en algún punto de esos dos extremos. A saber en cuÔl.  

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