El futuro se ha adelantado. Lo que pensábamos que ocurrirÃa dentro de diez años se nos ha echado ya encima. El mundo digitalizado tiene prisa y ha llegado ya, afectando incluso a hábitos tan analógicos como el comer. Que los servicios de comida a domicilio están de moda no es ninguna novedad. Sin embargo, el confinamiento ha acentuado su uso y lo ha ampliado a nuevos grupos sociales.
«Especialmente a algunos grupos de edad, personas que nunca se habÃan planteado pedir comida por internet o que no estaban tan acostumbradas a la tecnologÃa», explica Pedro Botija, director de marketing de Wetaca.
Cuesta mucho imaginar a tu abuela comiendo sushi o pidiendo una pizza barbacoa, por eso este grupo de edad se ha refugiado en opciones como Wetaca, moderna en su concepto, tradicional en su elaboración.
Wetaca es una empresa de comida en táper que envÃa semanalmente más de 40.000 platos cocinados desde cero. La idea de esta empresa española es construir un mundo en el que la comida no sea una preocupación.
Este mes además, Yorokobu ha llegado a un acuerdo con Wetaca para incluir nuestras revistas en sus pedidos semanales.
Se repite mucho que somos lo que comemos. Por eso podrÃamos deducir lo que nos está pasando por la forma en la que nos alimentamos. Cuando empezamos el confinamiento aumentó la compra de cerveza hasta un 77,65%, según un estudio de la empresa Gelt.
Quien supo cocinar se calzó un delantal y quien no, tiró de Wetaca. «Hemos notado un incremento considerable en nuestra demanda», reconoce Botija. «Además la gente quiere cosas más equilibradas. Por eso hemos lanzado una lÃnea de platos mucho más ligeros, porque ahora nos estamos moviendo menos y es importante comer mejor».Â
Botija cree que cuando salgamos de todo esto la tendencia de comer mejor (que existÃa antes de la pandemia y se ha acentuado con ella) se mantendrá. Pero, obviamente, tendremos menos tiempo para dedicarle a la cocina. «Ahà es donde entramos nosotros», explica. La idea es que quien haya probado los beneficios de nuestro servicio no querrá volver a los precocinados y la comida rápida, y sólo cocinará por el placer de hacerlo y no por obligación.
El futuro se ha adelantado. Lo que pensábamos que ocurrirÃa dentro de diez años se nos ha echado ya encima. El mundo digitalizado tiene prisa y ha llegado ya, afectando incluso a hábitos tan analógicos como el comer. Que los servicios de comida a domicilio están de moda no es ninguna novedad. Sin embargo, el confinamiento ha acentuado su uso y lo ha ampliado a nuevos grupos sociales.
«Especialmente a algunos grupos de edad, personas que nunca se habÃan planteado pedir comida por internet o que no estaban tan acostumbradas a la tecnologÃa», explica Pedro Botija, director de marketing de Wetaca.
Cuesta mucho imaginar a tu abuela comiendo sushi o pidiendo una pizza barbacoa, por eso este grupo de edad se ha refugiado en opciones como Wetaca, moderna en su concepto, tradicional en su elaboración.
Wetaca es una empresa de comida en táper que envÃa semanalmente más de 40.000 platos cocinados desde cero. La idea de esta empresa española es construir un mundo en el que la comida no sea una preocupación.
Este mes además, Yorokobu ha llegado a un acuerdo con Wetaca para incluir nuestras revistas en sus pedidos semanales.
Se repite mucho que somos lo que comemos. Por eso podrÃamos deducir lo que nos está pasando por la forma en la que nos alimentamos. Cuando empezamos el confinamiento aumentó la compra de cerveza hasta un 77,65%, según un estudio de la empresa Gelt.
Quien supo cocinar se calzó un delantal y quien no, tiró de Wetaca. «Hemos notado un incremento considerable en nuestra demanda», reconoce Botija. «Además la gente quiere cosas más equilibradas. Por eso hemos lanzado una lÃnea de platos mucho más ligeros, porque ahora nos estamos moviendo menos y es importante comer mejor».Â
Botija cree que cuando salgamos de todo esto la tendencia de comer mejor (que existÃa antes de la pandemia y se ha acentuado con ella) se mantendrá. Pero, obviamente, tendremos menos tiempo para dedicarle a la cocina. «Ahà es donde entramos nosotros», explica. La idea es que quien haya probado los beneficios de nuestro servicio no querrá volver a los precocinados y la comida rápida, y sólo cocinará por el placer de hacerlo y no por obligación.