7 de junio 2016    /   CINE/TV
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Winston Hacking hace vĂ­deos con recortes de papel y desechos audiovisuales

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Winston Hacking lleva haciendo collages bastante tiempo. Ni siquiera es capaz de determinar cuĂ¡nto. «Una temporada», afirma sin darle mucha importancia al hecho. Una temporada, sĂ­, pero larga o, por lo menos, bien aprovechada.

«No tenía ni idea de qué iba eso del collage hasta que mis amigos artistas, como Andrew Zukerman y Mangopeeler empezaron a trabajar en ello. Ellos fueron mis guías».

A Hacking siempre le habĂ­an gustado las animaciones de Harry Smith, Martha Colburn e incluso el trabajo de Terry Gilliam aunque no precisamente por las animaciones que hacĂ­a para el Monty Python Flying Circus.

«Para ser honesto, no he visto demasiadas animaciones de Gilliam, sin embargo, su forma de afrontar los proyectos sĂ­ que me resulta inspirador. Me gusta cĂ³mo transita esa lĂ­nea entre el fracaso y el Ă©xito».

Un dĂ­a, visitando uno de los archivos libres de derechos mĂ¡s populares, se encendiĂ³ la chispa y lo que eran collages estĂ¡ticos, comenzaron a cobrar vida.

«Recuerdo ver una pelĂ­cula en el archivo Prelinger que tenĂ­a un plano con un efecto muy similar a lo que hago yo ahora. AhĂ­ fue cuando empezĂ³ todo. A partir de entonces, todo ha sido probar y probar cosas en el estudio y dejar que una idea llevase a la otra».

En contra de lo que indican los resultados de sus trabajos, Hacking no se considera animador. Algo que reitera con vehemencia «no, no lo soy en absoluto. Lo Ăºnico que he hecho es desarrollar una serie de tĂ©cnicas, muy rudimentarias por cierto, pero que me permiten conseguir aquello que quiero de manera creativa y, por quĂ© no, con un poco de sentido del humor».

Desde que fuera popularizado por los surrealistas, el collage ha demostrado gozar de muy buena salud. La complejidad en sus posibles interpretaciones, su potencia visual y su facilidad de creaciĂ³n gracias a la abundancia de material grĂ¡fico del que se dispone en la actualidad, hacen que sea una disciplina atractiva para autores y espectadores. Sin embargo, Hacking, consciente o inconscientemente, lo ha llevado un paso mĂ¡s allĂ¡.

«Hay miles de artistas trabajando en el collage tal y como lo entendemos pero es cierto que no hay tantos que lo hacen en este estilo animado. No sĂ© cuĂ¡l puede ser la razĂ³n. Tal vez la explicaciĂ³n estĂ© en que tienen dudas sobre si el uso de ese tipo de imĂ¡genes tienen o no copyright. En todo caso, para mĂ­ es una forma de coger cosas que estĂ¡n en la basura o en las tiendas de segunda mano y darles una segunda oportunidad».

Entre las tĂ©cnicas rudimentarias que Hacking emplea para animar se encuentran desde la animaciĂ³n digital, hasta el stop motion o incluso el rodaje de pequeños clips en los que va moviendo las diferentes piezas y que luego inserta en el resto del metraje.

«Hago las animaciones con cualquier cosa. Incluso con cuerdas o con tĂ©cnicas de libros desplegables y, por supuesto, dĂ¡ndome buenas palizas y dedicĂ¡ndole mucho tiempo. Como no acostumbro a utilizar guiones para ese tipo de trabajos, dejo que sea el collage el que me lleve donde Ă©l quiera llevarme».

Hasta la fecha, Hacking ha utilizado sus animaciones para ilustrar vĂ­deos musicales, rodar algunas breves piezas experimentales y crear gifs animados. Es cuestiĂ³n de tiempo que agencias de publicidad o productoras que necesiten unos potentes tĂ­tulos de crĂ©dito reparen en Ă©l y le propongan nuevos proyectos.

«Estoy convencido de que mi trabajo se puede utilizar en anuncios, pero me falta la paciencia o tal vez la ambiciĂ³n para buscar ese tipo de clientes. Lo de los tĂ­tulos de crĂ©dito es mĂ¡s factible. De hecho estoy trabajando ahora en unos para un artista al que admiro y estĂ¡ siendo muy divertido. En ese sentido, prefiero continuar haciendo proyectos personales y explorar nuevos territorios. Por ejemplo, piezas narrativas. Me encantarĂ­a crear una serie de cortometrajes basados en esos hechos traumĂ¡ticos o divertidos que me han sucedido desde que nacĂ­ y cĂ³mo los recuerdo de manera diferente a medida que va pasando el tiempo».

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Winston Hacking lleva haciendo collages bastante tiempo. Ni siquiera es capaz de determinar cuĂ¡nto. «Una temporada», afirma sin darle mucha importancia al hecho. Una temporada, sĂ­, pero larga o, por lo menos, bien aprovechada.

«No tenía ni idea de qué iba eso del collage hasta que mis amigos artistas, como Andrew Zukerman y Mangopeeler empezaron a trabajar en ello. Ellos fueron mis guías».

A Hacking siempre le habĂ­an gustado las animaciones de Harry Smith, Martha Colburn e incluso el trabajo de Terry Gilliam aunque no precisamente por las animaciones que hacĂ­a para el Monty Python Flying Circus.

«Para ser honesto, no he visto demasiadas animaciones de Gilliam, sin embargo, su forma de afrontar los proyectos sĂ­ que me resulta inspirador. Me gusta cĂ³mo transita esa lĂ­nea entre el fracaso y el Ă©xito».

Un dĂ­a, visitando uno de los archivos libres de derechos mĂ¡s populares, se encendiĂ³ la chispa y lo que eran collages estĂ¡ticos, comenzaron a cobrar vida.

«Recuerdo ver una pelĂ­cula en el archivo Prelinger que tenĂ­a un plano con un efecto muy similar a lo que hago yo ahora. AhĂ­ fue cuando empezĂ³ todo. A partir de entonces, todo ha sido probar y probar cosas en el estudio y dejar que una idea llevase a la otra».

En contra de lo que indican los resultados de sus trabajos, Hacking no se considera animador. Algo que reitera con vehemencia «no, no lo soy en absoluto. Lo Ăºnico que he hecho es desarrollar una serie de tĂ©cnicas, muy rudimentarias por cierto, pero que me permiten conseguir aquello que quiero de manera creativa y, por quĂ© no, con un poco de sentido del humor».

Desde que fuera popularizado por los surrealistas, el collage ha demostrado gozar de muy buena salud. La complejidad en sus posibles interpretaciones, su potencia visual y su facilidad de creaciĂ³n gracias a la abundancia de material grĂ¡fico del que se dispone en la actualidad, hacen que sea una disciplina atractiva para autores y espectadores. Sin embargo, Hacking, consciente o inconscientemente, lo ha llevado un paso mĂ¡s allĂ¡.

«Hay miles de artistas trabajando en el collage tal y como lo entendemos pero es cierto que no hay tantos que lo hacen en este estilo animado. No sĂ© cuĂ¡l puede ser la razĂ³n. Tal vez la explicaciĂ³n estĂ© en que tienen dudas sobre si el uso de ese tipo de imĂ¡genes tienen o no copyright. En todo caso, para mĂ­ es una forma de coger cosas que estĂ¡n en la basura o en las tiendas de segunda mano y darles una segunda oportunidad».

Entre las tĂ©cnicas rudimentarias que Hacking emplea para animar se encuentran desde la animaciĂ³n digital, hasta el stop motion o incluso el rodaje de pequeños clips en los que va moviendo las diferentes piezas y que luego inserta en el resto del metraje.

«Hago las animaciones con cualquier cosa. Incluso con cuerdas o con tĂ©cnicas de libros desplegables y, por supuesto, dĂ¡ndome buenas palizas y dedicĂ¡ndole mucho tiempo. Como no acostumbro a utilizar guiones para ese tipo de trabajos, dejo que sea el collage el que me lleve donde Ă©l quiera llevarme».

Hasta la fecha, Hacking ha utilizado sus animaciones para ilustrar vĂ­deos musicales, rodar algunas breves piezas experimentales y crear gifs animados. Es cuestiĂ³n de tiempo que agencias de publicidad o productoras que necesiten unos potentes tĂ­tulos de crĂ©dito reparen en Ă©l y le propongan nuevos proyectos.

«Estoy convencido de que mi trabajo se puede utilizar en anuncios, pero me falta la paciencia o tal vez la ambiciĂ³n para buscar ese tipo de clientes. Lo de los tĂ­tulos de crĂ©dito es mĂ¡s factible. De hecho estoy trabajando ahora en unos para un artista al que admiro y estĂ¡ siendo muy divertido. En ese sentido, prefiero continuar haciendo proyectos personales y explorar nuevos territorios. Por ejemplo, piezas narrativas. Me encantarĂ­a crear una serie de cortometrajes basados en esos hechos traumĂ¡ticos o divertidos que me han sucedido desde que nacĂ­ y cĂ³mo los recuerdo de manera diferente a medida que va pasando el tiempo».

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