Aquella tarde, lo único que Diala pudo hacer para reprimir el dolor fue coger su rotulador negro. Era agosto de 2012 y en un mismo dÃa 400 personas habÃan sido asesinadas en la ciudad de Daraya, al sur de Siria. Con su rotulador negro, sobre una hoja en blanco, Diala dibujó un niño sin una pierna, sin un brazo, con la mirada clavada en un globo manchado con tinta roja. Bajo el dibujo, escribió: «Dejadme la mano que me queda y marcháos».
«Decidimos crear la revista para ofrecer a los niños un espacio libre de sufrimiento, que no hablase de la guerra ni de las muertes», explica Somar Kanjo, uno de los editores y fundadores de la publicación, que se imprime y distribuye en las provincias de Aleppo e Idleb. Una bomba destruyó la pequeña imprenta con la que empezaron a publicar en julio de 2013, pero Kanjo se llevó los colores a otra parte y siguieron con la revista. «En total somos 10 escritores y 10 ilustradores que colaboramos desde distintos puntos dentro y fuera de Siria. Ni siquiera nos podemos reunir en persona para planificar la revista porque es demasiado peligroso, y la mayorÃa utilizan nombres artÃsticos para que no les reconozcan». La publicación, con sus 20 páginas llenas de color, está totalmente prohibida en las zonas dominadas por ISIS y por el gobierno de Bashar al-Assad.
El arte, en cualquiera de sus expresiones, es siempre una de las primeras voces que la guerra trata de acallar. En Siria, junto a un contexto general de represión, el conflicto arrancó con los grafitis de un grupo de niños en las paredes de su escuela.
A los 19 años, Diala Brisly encontró en la ilustración una vÃa de escape a su propia realidad. Cuando sus padres se fueron de casa, ella se quedó a cargo de sus hermanos pequeños. Más tarde, con el inicio de las revueltas en Siria, Diala participó activamente apoyando las manifestaciones en las calles con sus ilustraciones (su dibujo sobre la huelga de hambre en la cárcel de mujeres de Adra se hizo viral en las redes sociales) y cuando las revueltas se mutaron en guerra, siguió colaborando con el reparto de medicamentos.
Aquella tarde, lo único que Diala pudo hacer para reprimir el dolor fue coger su rotulador negro. Era agosto de 2012 y en un mismo dÃa 400 personas habÃan sido asesinadas en la ciudad de Daraya, al sur de Siria. Con su rotulador negro, sobre una hoja en blanco, Diala dibujó un niño sin una pierna, sin un brazo, con la mirada clavada en un globo manchado con tinta roja. Bajo el dibujo, escribió: «Dejadme la mano que me queda y marcháos».
«Decidimos crear la revista para ofrecer a los niños un espacio libre de sufrimiento, que no hablase de la guerra ni de las muertes», explica Somar Kanjo, uno de los editores y fundadores de la publicación, que se imprime y distribuye en las provincias de Aleppo e Idleb. Una bomba destruyó la pequeña imprenta con la que empezaron a publicar en julio de 2013, pero Kanjo se llevó los colores a otra parte y siguieron con la revista. «En total somos 10 escritores y 10 ilustradores que colaboramos desde distintos puntos dentro y fuera de Siria. Ni siquiera nos podemos reunir en persona para planificar la revista porque es demasiado peligroso, y la mayorÃa utilizan nombres artÃsticos para que no les reconozcan». La publicación, con sus 20 páginas llenas de color, está totalmente prohibida en las zonas dominadas por ISIS y por el gobierno de Bashar al-Assad.
El arte, en cualquiera de sus expresiones, es siempre una de las primeras voces que la guerra trata de acallar. En Siria, junto a un contexto general de represión, el conflicto arrancó con los grafitis de un grupo de niños en las paredes de su escuela.
A los 19 años, Diala Brisly encontró en la ilustración una vÃa de escape a su propia realidad. Cuando sus padres se fueron de casa, ella se quedó a cargo de sus hermanos pequeños. Más tarde, con el inicio de las revueltas en Siria, Diala participó activamente apoyando las manifestaciones en las calles con sus ilustraciones (su dibujo sobre la huelga de hambre en la cárcel de mujeres de Adra se hizo viral en las redes sociales) y cuando las revueltas se mutaron en guerra, siguió colaborando con el reparto de medicamentos.
Quisiera felicitaros por esta iniciativa. Es necesario que, cuando a uno le quitan los sueños, alguien sea capaz de crear otros tan bonitos que hagan soñar. Enhorabuena por este trabajo fundamental.
Un abrazo
INCREIBLE EN MEDIO DE TANTO SUFRIMIENTO Y TANTO DOLOR, EXISTAN PERSONAS Y MEDIOS QUE BUSQUEN ALIVIAR EL DOLOR DE LOS INOCENTE, LOS NIÑOS DE LAS INFANCIAS ROBADAS POR LA GUERRA Y LA DESTRUCCION.
HACE FALTA MAS HUMANIDAD !!1 GRACIAS POR LA CREACION
Preciosas ilustraciones, y que historia tan tremenda…
Quisiera felicitaros por esta iniciativa. Es necesario que, cuando a uno le quitan los sueños, alguien sea capaz de crear otros tan bonitos que hagan soñar. Enhorabuena por este trabajo fundamental.
Un abrazo
INCREIBLE EN MEDIO DE TANTO SUFRIMIENTO Y TANTO DOLOR, EXISTAN PERSONAS Y MEDIOS QUE BUSQUEN ALIVIAR EL DOLOR DE LOS INOCENTE, LOS NIÑOS DE LAS INFANCIAS ROBADAS POR LA GUERRA Y LA DESTRUCCION.
HACE FALTA MAS HUMANIDAD !!1 GRACIAS POR LA CREACION
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