Los zombis llegaron al cine con la Gran depresión (White Zombie), y resurgieron en la televisión (The Walking Dead) con la Crisis Subprime. Los zombis se antoja una metÔfora de los pueblos con la voluntad secuestrada.
De alguna manera, los creadores y el pĆŗblico, consciente o inconsciente, crean un paralelismo entre la pĆ©rdida de libertad que supone la crisis y la falta de voluntad propia de los zombis. La zombificación no es glamurosa como la vampirización ni convierte a la vĆctima en una criatura en armonĆa con la naturaleza como les ocurre a las vĆctimas de la licantropĆa. La zombificación siempre ha significado Ā degradación fĆsica y vivir en condiciones no mejores que las que gozan las cucarachas.
LA PRIMERA PELĆCULA DE ZOMBIS Y LA GRAN DEPRESIĆN
Mientras se creaba el mito del banquero o el hombre de negocios que se arrojaba desde el Empire State al conocer la caĆda de la bolsa, Hollywood cuece la primera pelĆcula de zombis: La legión de los hombres sin alma (White Zombie). Esta producción de United Artist fue estrenada en 1932, en plena Gran Depresión, tres aƱos despuĆ©s del Crack del 29.
Mientras que parte de la población norteamericana hacĆa cola para acceder a un trabajo precario, un techo por una noche o alimentos, los cines creaban la serie B para las clases populares que aĆŗn podĆan permitirse el gasto de unos centavos a la semana o al mes. Producciones como White Zombie, donde los zombies, mĆ”s que muertos vivientes, son personas privadas de su voluntad, con expresiones no muy diferentes a las que Dorothea Lange o Walker Evans tomaban con sus cĆ”maras, con el maquillaje que provocan las aceras, el hambre y la desesperanza.

EL ZOMBI COMO MANO DE OBRA BARATA
Bela Lugosi es el protagonista de White Zombie, un aƱo despuĆ©s de DrĆ”cula (otro mito cinematogrĆ”fico crecido con el amparo de la crisis). Lugosi interpreta a Murder Legendre, el dueƱo de una plantación de HaitĆ, que a travĆ©s de una droga zombifica o roba la voluntad de hombres a los que emplea como mano de obra sin voluntad propia. Es una historia pegada al folclore en torno al vudĆŗ, que no deja de mostrar una idea inquietante: las personas sustituidas a la condición de meras mĆ”quinas, privadas de iniciativa, de voluntad para rebelarse, a las que sólo es necesario alimentar como animales de granja, para que funcionen.

Hecha con poco presupuesto, consiguió un inesperado éxito de taquilla que inspiró imitaciones, mÔs o menos lucrativas, pero que pronto cayeron en el olvido.
Mientras se forjaba el mito del banquero arrojĆ”ndose al vacĆo, Murder Legendre (Lugosi) movĆa a sus obreros a arrojarse desde lo alto de una torre, si esa era su voluntad.
En las décadas siguientes, los zombis reaparecen con menor o mayor acierto, con el vudú como referente (el investigador audiovisual Manuel Castilla me recomienda que recupere The Plague Of The Zombies, 1966).
LOS ZOMBIS EN LOS AĆOS 60
George A Romero reinicia el subgƩnero con La noche de los muertos vivientes en 1969.
Los zombis de Romero no han sido creados por el vudú, si no que son el resultado de alguna enfermedad infecciosa que los conduce al canibalismo. Estos zombis producen repulsión antes que miedo: mÔs que el canibalismo, provoca reparos cómo las criaturas exponen las miserias de los cuerpos en decadencia; sacos de costillas donde la mente estÔ ausente y el cuerpo funciona de manera independiente.
LA BALA QUE RECIBIĆ LUTHER KING
1969 no es un año de crisis económica, pero sà un año de crisis de la sociedad, de crisis de valores. Un año atrÔs, Martin Luther King fue asesinado. El afroamericano que soñó una nueva sociedad estadounidense, sobre las ruinas de la desconfianza y el odio, muere igual que el protagonista negro de La noche de los muertos vivientes, el hombre que salvó a una familia blanca y desconfiada de una plaga de zombis. Ambos muertos a manos de un francotirador.

Lo que realmente importa no es si los zombis (criaturas movidas por la ira) entrarĆ”n o no en la cabaƱa, si no las personas que se refugian en ella llegarĆ”n a entenderse para hacerse cargo de la situación y oponerse a los problemas. El protagonista negro que soñó con un nuevo dĆa en La noche de los muertos vivientes, muere como Luther King, de un tiro en la cabeza de manos de un francotirador.
Los zombis, las criaturas airadas, no conocen mÔs modo de vida que la destrucción. Representa al pueblo con la voluntad secuestrada.
LOS ZOMBIS RESURGEN CADA CUARENTA AĆOS
Resulta curioso que entre la primera pelĆcula de zombis White Zombie y la reinvención del gĆ©nero por Romero transcurran casi cuarenta aƱos. MĆ”s o menos, el tiempo entre la creación de Romero y The Walking Dead. La creación de AMC surge durante los efectos de la crisis subprime en Los Estados Unidos.
LOS ZOMBIS EN LA CRISIS SUBPRIME
De nuevo, la realidad y la ficción se encuentran en la degradación. Mientras que los telediarios muestran a personas desahuciadas frente a Wall Street, una cadena de televisión de pago muestra los hipotĆ©ticos efectos en la civilización de una plaga de zombis canĆbales. No importa tanto el origen del problema como la subsistencia.

Los protagonistas de The Walking Dead adoptan la vida nómada como método de supervivencia, sólo con la esperanza de ver un nuevo amanecer. Quienes permanecen quietos acaban convirtiéndose en zombis. La versión de la AMC induce al emprendimiento en cierto modo, exponiendo la necesidad de la comunicación como método necesario para resolver los problemas, y con ello sobrevivir. Para algunas personas que disfrutan de cama y comida, y algunas opciones de futuro, The Walking Dead se antoja un entretenimiento ligero.
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Foto inicial: Yo anduve con un zombi (1943)
Sólo un apunte: el origen de esta Ćŗltima oleada de interĆ©s por “lo zombie” no reside en The Walking Dead. Llevamos desde comienzos de los dosmiles con el tema: 28 Days Later, Resident Evil(1,2,3 y 4), House of the Dead, Dawn of the Dead, Shaun of the Dead, 28 Weeks Later, Zombieland, Dead Set, [ā¢REC], Planet Terror⦠por nombrar sólo los exitazos.
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