Kelly Arrontes es una artista especializada en murales que nació en Valladolid, aunque actualmente reside en Barcelona. Kelly tuvo problemas visuales importantes desde niƱa, pero eso no le impidió licenciarse en Bellas Artes y desarrollar una prometedora carrera artĆstica siendo muy joven. Posteriormente, por circunstancias que conoceremos un poco mĆ”s adelante, se quedó solo con un 9% de visión. Ese gravĆsimo contratiempo no la hundió, sino que hizo que se reinventara para poder seguir viviendo de su arte.
Ā«PrĆ”cticamente nacĆ con un pincel en la manoĀ», recuerda Arrontes, Ā«mi madre ya era artista y, aunque tenĆa un estudio en casa, no pudo desarrollar su carrera debido a que era ama de casa. Eran otros tiempos. Yo, por estar con ella, hacĆa lo que fuera, y nos pasĆ”bamos el dĆa pintando. Sin querer, me fui aficionando y ella enseguida se dio cuenta de que se me daba bien pero que tenĆa problemas con las formasĀ».
Kelly habĆa nacido con una enfermedad llamada miopĆa magna, un tipo de miopĆa muy grave que suele derivar, con el tiempo, en desprendimiento de retina, glaucoma, cataratas y, en muchos casos, ceguera. Ā«De alguna forma, me enseñó a pasar de la vista y a utilizar otros sentidos para captar la realidadĀ», recuerda la artista. Ā«Por ejemplo, jugĆ”bamos a la gallinita ciega, tocĆ”bamos cosas y dibujĆ”bamos lo que habĆamos tocado. Con cuatro aƱos ya era capaz de pintar una cara. Lo que no sabĆa es que eso que me enseñó mi madre iba a ser clave en el futuroĀ».
Pintar fue para Kelly Arrontes como aprender un idioma. Tardó tan poco en aprenderlo que quedó unido indisolublemente a ella. Ā«Desde entonces, siempre he utilizado las manos para ver lo que voy a pintarĀ».Ā
Los problemas fueron agravĆ”ndose y Kelly llegó a abandonar el arte durante un tiempo porque no se veĆa capaz de seguir. Curiosamente, otro accidente que sufrió hace unos nueve aƱos, le hizo volver. Ā«HabĆa sufrido varios desprendimientos de retina y estuve mucho tiempo sin poder salir de casa. Cuando finalmente lo hice, iba por la calle y me dieron un golpe en el ojo, que me provocó una herida muy grave, dejĆ”ndome con solo el 9% de visión que tengo ahoraĀ».Ā
Su obra encantó al jurado y su proyecto El agua es vida fue el seleccionado para cubrir los 250 metros de paredes del edificio. Ā«A partir de entonces me hice muralistaĀ», explica la pintora, Ā«porque, ademĆ”s, me iba mejor para mis problemas visuales. Cuando se volvió a convocar otro concurso para pintar otro mural en el Parc al aƱo siguiente, volvĆ a ganarĀ». En esa ocasión el proyecto se llamó El origen de la vida y estaba lleno de color. Un proyecto de igual tamaƱo que el anterior y que completó en solo 20 dĆas.
Una de las caracterĆsticas mĆ”s originales de la pintura de Kelly Arrontes, y que se repite en algunos otros pintores con problemas de visión, es el cuidado por las texturas y los volĆŗmenes en sus obras. Ā«Hoy en dĆa suelo utilizar papel de seda para conseguir texturasĀ», afirma, Ā«pero en ocasiones uso otras cosas. Debajo del mural de las neuronas hay latas de Coca Cola, rollos de aluminio, ramas de Ć”rbol⦠Hay de todoĀ».
Arrontes se considera afortunada por conservar un poco de su visión y por haber aprendido tan joven a pintar, cuando aĆŗn tenĆa algo mĆ”s de capacidad visual, y reconoce que le serĆa muy difĆcil seguir si no viera nada.
Kelly Arrontes es una artista especializada en murales que nació en Valladolid, aunque actualmente reside en Barcelona. Kelly tuvo problemas visuales importantes desde niƱa, pero eso no le impidió licenciarse en Bellas Artes y desarrollar una prometedora carrera artĆstica siendo muy joven. Posteriormente, por circunstancias que conoceremos un poco mĆ”s adelante, se quedó solo con un 9% de visión. Ese gravĆsimo contratiempo no la hundió, sino que hizo que se reinventara para poder seguir viviendo de su arte.
Ā«PrĆ”cticamente nacĆ con un pincel en la manoĀ», recuerda Arrontes, Ā«mi madre ya era artista y, aunque tenĆa un estudio en casa, no pudo desarrollar su carrera debido a que era ama de casa. Eran otros tiempos. Yo, por estar con ella, hacĆa lo que fuera, y nos pasĆ”bamos el dĆa pintando. Sin querer, me fui aficionando y ella enseguida se dio cuenta de que se me daba bien pero que tenĆa problemas con las formasĀ».
Kelly habĆa nacido con una enfermedad llamada miopĆa magna, un tipo de miopĆa muy grave que suele derivar, con el tiempo, en desprendimiento de retina, glaucoma, cataratas y, en muchos casos, ceguera. Ā«De alguna forma, me enseñó a pasar de la vista y a utilizar otros sentidos para captar la realidadĀ», recuerda la artista. Ā«Por ejemplo, jugĆ”bamos a la gallinita ciega, tocĆ”bamos cosas y dibujĆ”bamos lo que habĆamos tocado. Con cuatro aƱos ya era capaz de pintar una cara. Lo que no sabĆa es que eso que me enseñó mi madre iba a ser clave en el futuroĀ».
Pintar fue para Kelly Arrontes como aprender un idioma. Tardó tan poco en aprenderlo que quedó unido indisolublemente a ella. Ā«Desde entonces, siempre he utilizado las manos para ver lo que voy a pintarĀ».Ā
Los problemas fueron agravĆ”ndose y Kelly llegó a abandonar el arte durante un tiempo porque no se veĆa capaz de seguir. Curiosamente, otro accidente que sufrió hace unos nueve aƱos, le hizo volver. Ā«HabĆa sufrido varios desprendimientos de retina y estuve mucho tiempo sin poder salir de casa. Cuando finalmente lo hice, iba por la calle y me dieron un golpe en el ojo, que me provocó una herida muy grave, dejĆ”ndome con solo el 9% de visión que tengo ahoraĀ».Ā
Su obra encantó al jurado y su proyecto El agua es vida fue el seleccionado para cubrir los 250 metros de paredes del edificio. Ā«A partir de entonces me hice muralistaĀ», explica la pintora, Ā«porque, ademĆ”s, me iba mejor para mis problemas visuales. Cuando se volvió a convocar otro concurso para pintar otro mural en el Parc al aƱo siguiente, volvĆ a ganarĀ». En esa ocasión el proyecto se llamó El origen de la vida y estaba lleno de color. Un proyecto de igual tamaƱo que el anterior y que completó en solo 20 dĆas.
Una de las caracterĆsticas mĆ”s originales de la pintura de Kelly Arrontes, y que se repite en algunos otros pintores con problemas de visión, es el cuidado por las texturas y los volĆŗmenes en sus obras. Ā«Hoy en dĆa suelo utilizar papel de seda para conseguir texturasĀ», afirma, Ā«pero en ocasiones uso otras cosas. Debajo del mural de las neuronas hay latas de Coca Cola, rollos de aluminio, ramas de Ć”rbol⦠Hay de todoĀ».
Arrontes se considera afortunada por conservar un poco de su visión y por haber aprendido tan joven a pintar, cuando aĆŗn tenĆa algo mĆ”s de capacidad visual, y reconoce que le serĆa muy difĆcil seguir si no viera nada.