Es la palabra de moda, porque todo lo que toca, canta, dice y desdice RosalĂa se convierte en oro. AsĂ que se ha inventado una que naciĂł con una intenciĂłn y, cual bola de nieve, ha rodado hasta convertirse en otra cosa.
Motomami es, en realidad, un nombre propio: el de la empresa que gestiona la carrera musical de RosalĂa y que está dirigida por su madre y por su hermana, sus dos grandes referentes. Y es tambiĂ©n el apelativo que usan en familia para llamar a la matriarca, que siempre iba en moto a todos lados y cuya aficiĂłn a las dos ruedas contagiĂł a sus hijas.
AsĂ pues, el palabro naciĂł desde el cariño y la intimidad, como esas otras expresiones que se circunscriben al ámbito familiar y que fuera de Ă©l carecen de sentido. Motomami habla de ternura y de movimiento. De fuerza (moto) y de fragilidad (mami), como explicĂł RosalĂa en una entrevista para El PaĂs cuando lanzĂł su tercer álbum de estudio. Pero tambiĂ©n habla de empoderamiento, de rotura de moldes y de clichĂ©s y de absoluta libertad.
Y al echarla a rodar fuera de su casa, la desvistió de intimidad para ponerle un top provocativo y unas mallas bien ceñidas que remarcaran lo poderosa que puede ser una mujer que vive como quiere, que siente como quiere y que va donde le da la gana. Pero a la que toda esa fortaleza no la libra de sus miedos y de sus inseguridades, porque una puede ser la hostia pero también es humana.
«Una motomami es una leyenda del fitness pero siempre pide postre». «Una motomami no camina, desfila». Y asà hasta 20 definiciones que ella misma tuiteó, a las que se unieron las de sus fans hasta convertir la palabra en TT. Porque eso también es de motomamis, papi.
Por cierto, una motomami boomer no entiende ni una palabra de las letras de RosalĂa, pero las canta a pleno pulmĂłn en los semáforos.