«Lo más sensato es que abras el libro por cualquier página, da igual la que sea; y si lo que ves te hace gracia, te ofrece una nueva perspectiva, te escuece o te pone triste, tal vez este sea el libro que te mereces».
La explicación está bien, porque si el libro de Riki Blanco ni te hace gracia, ni te ofrece una nueva perspectiva, ni te escuece, ni te pone triste, puede que no sea el libro, sino tú. Asà que serÃas tú quien tiene la culpa. Y como nadie escribe un libro para hacer sentir culpable a quien lo lee, esa posibilidad deja de ser plausible.
Los manantiales de Blanco son emocionales y, como casi todo en este turbulento presente, se ven afectados por la realidad que nos rodea. Dice el autor que sus historias no están marcadas por la actualidad. Y es cierto que no cuentan hechos presentes. Pero sà están barnizados con una capa de sentimientos crudos perfectamente reconocible en los tiempos que corren.
«La rabia, la pena, la incertidumbre, incluso el hastÃo y la apatÃa, son energÃas renovables. Cuando estamos con el agua al cuello y nos arrastra la corriente, nuestro instinto de supervivencia hace que seamos capaces de aferrarnos a cualquier cosa. En mi caso, me aferro a las figuras retóricas. La poesÃa me mantiene a flote. No usar esto de titular, por favor».
El menú incluye sutilezas, acertijos, patadas en la boca del estómago, páginas en negro, páginas en blanco y bastante heterogeneidad gráfica. «En última instancia, ese abanico de registros diversos pienso que contribuye a que los lectores no se aburran», dice. Y si se aburren, es culpa suya. Bueno, no, que nadie edita un libro para hacer sentir culpable a quien lo lee.
«Lo más sensato es que abras el libro por cualquier página, da igual la que sea; y si lo que ves te hace gracia, te ofrece una nueva perspectiva, te escuece o te pone triste, tal vez este sea el libro que te mereces».
La explicación está bien, porque si el libro de Riki Blanco ni te hace gracia, ni te ofrece una nueva perspectiva, ni te escuece, ni te pone triste, puede que no sea el libro, sino tú. Asà que serÃas tú quien tiene la culpa. Y como nadie escribe un libro para hacer sentir culpable a quien lo lee, esa posibilidad deja de ser plausible.
Los manantiales de Blanco son emocionales y, como casi todo en este turbulento presente, se ven afectados por la realidad que nos rodea. Dice el autor que sus historias no están marcadas por la actualidad. Y es cierto que no cuentan hechos presentes. Pero sà están barnizados con una capa de sentimientos crudos perfectamente reconocible en los tiempos que corren.
«La rabia, la pena, la incertidumbre, incluso el hastÃo y la apatÃa, son energÃas renovables. Cuando estamos con el agua al cuello y nos arrastra la corriente, nuestro instinto de supervivencia hace que seamos capaces de aferrarnos a cualquier cosa. En mi caso, me aferro a las figuras retóricas. La poesÃa me mantiene a flote. No usar esto de titular, por favor».
El menú incluye sutilezas, acertijos, patadas en la boca del estómago, páginas en negro, páginas en blanco y bastante heterogeneidad gráfica. «En última instancia, ese abanico de registros diversos pienso que contribuye a que los lectores no se aburran», dice. Y si se aburren, es culpa suya. Bueno, no, que nadie edita un libro para hacer sentir culpable a quien lo lee.